COMPARECENCIA EN EL TURNO POPULAR DE LA COMISIÓN DEL PARLAMENTO VASCO DE
EMPLEO, POLÍTICAS SOCIALES Y JUVENTUD, PARA VALORAR SOBRE LA ATENCIÓN QUE
ACTUALMENTE SE ESTÁ DANDO EN EL TERRITORIO HISTÓRICO DE BIZKAIA Y EN EL
CONTEXTO DEL PRÓXIMO DECRETO DE CENTROS RESIDENCIALES EN LA COMUNIDAD ATÓNOMA
VASCA.
Comparecemos
en la Comisión del Parlamento Vasco de Políticas Sociales y Juventud, para
valorar ante ustedes la preocupante situación actual de las residencias de
personas mayores del territorio histórico de Bizkaia y la necesidad urgente de
un nuevo decreto que sustituya al actual que rige desde 1998.
Desde entonces, en nuestro país se ha producido un
empeoramiento paulatino de la asistencia social de nuestros mayores por
distintos motivos: primero, un
envejecimiento de nuestra población que ha generado un aumento del número de personas de dependencia severa y gran dependencia,
de hecho, las residencias se están convirtiendo en auténticos hospitales geriátricos que requieren una atención cada
vez mayor; segundo, una gran crisis económica que ha repercutido con mayor
profundidad en las familias con personas mayores dependientes y pensionistas,
etc.
Entendemos que las distintas administraciones
públicas llegan tarde y no están a la altura de las circunstancias. La cuestión
se va agudizar más todavía por el progresivo envejecimiento y ya se están
produciendo situaciones de “maltrato
institucional”, como expondré más adelante, inaceptables en una sociedad
que se rige por la atención social para los más frágiles como un derecho
universal y subjetivo, y cuyos gobiernos se vanaglorian de decir que están en
la vanguardia europea en cuanto a calidad y servicio. Sirva como paradigma que la actual normativa básica para las centros
residenciales se aprobó el siglo pasado, por tanto, está caduca y es muy
mejorable. Asimismo, desde entonces, se aprobaron la Ley de Servicios Sociales
del 2008 y la Ley de Dependencia del 2006. Por último, queremos remarcar que en
el territorio histórico de Bizkaia hemos sufrido en los últimos años hechos que
han quebrado la confianza en el actual modelo asistencial, hegemónicamente
privado, con las huelgas en los centros residenciales, y últimamente los casos
de sarna en una residencia privada en Barakaldo.
Nosotros
hemos constituido Babestu como una asociación de varios centenares de
familiares de usuarios de las residencias de Bizkaia que surgió para detectar
los incumplimientos de la atención de los residentes, promover un modelo que no
deje el derecho universal y subjetivo al albur de oligopolios y promover la
participación de la ciudadanía ante un desafío de una envergadura que no puede
andarse con paños calientes.
Hoy
valoramos ante ustedes varias carencias detectadas por la actual normativa y
nuestras propuestas para un nuevo decreto regulador que tiene que servir para
dar una respuesta eficaz, sostenible y digna para nuestros familiares de los
centros residenciales y que paso a exponer a continuación:
En primer lugar, pensamos que las residencias deberían de ser centros de alta
intensidad muy distintos a la que se están convirtiendo. Por una parte, las
residencias obligatoriamente deberían de garantizar la prestación sanitaria permanente para las personas mayores
dependientes. Actualmente, el modelo no garantiza este tipo de cuidado, las 24
horas y 365 días del año, de los residentes, en su mayoría de grados 2 y 3 de
dependencia.
Por otra parte, hasta ahora la normativa no
exige la obligatoriedad de unidades
sociogeriátricas y sociosanitarias en los centros residenciales para personas
mayores. Entendemos que ambas son imprescindibles en la actual situación de
perfiles de gran dependencia y diversidad que existe en los centros
residenciales. Cada vez son más las personas mayores con procesos demenciales o
con enfermedad mental o discapacidad intelectual con deterioro cognitivo, etc.
No podemos andar con imposturas ni ambigüedades. Las residencias necesitan
imperiosamente unidades de este tipo ante la mayoritaria presencia de casos de
gran dependencia.
Asimismo, entendemos que en el mismo edificio
en que se emplaza el centro puedan ofrecerse otros servicios a otras personas
mayores de edad que puedan equipararse al colectivo por circunstancias
personales y/o sociales, conforme a la normativa que resulte de aplicación a
dichos servicios, pero entendemos que tiene que ser en una estructura física distinta. Ni que decir tiene que la formación de
los cuidadores tiene que ser muy específica para los casos que acabo de
mencionar y actualmente la administración no está regulando aquello que la
situación pudiera exigir.
Les planteo una primera pregunta a los
asistentes: ¿creen que su familiar dependiente está realmente bien cuidado en
una misma estructura física donde conviven enfermos mentales de mediana edad?
Podría haberles realizado la pregunta al revés. Hoy se están produciendo casos
de este tipo, donde los cuidadores se ven desbordados y se dan situaciones que
ponen en peligro la integridad de nuestros mayores y el personal.
En segundo lugar, hay otra cuestión prioritaria que nos preocupa enormente: los ratios generales de personal /
residentes que regulan el cuidado de nuestros mayores. Entendemos que son
muy deficientes si queremos una atención digna y de calidad. Aunque se pudiesen
definir mejor las ratios y las funciones de atención en la futura normativa, el
modelo no resultará válido si no toma en consideración la variable del tiempo, de una atención integral y de calidad
permanente –las 24h del día y los siete días de la semana- que merecen nuestras
personas mayores, que repito, en su gran mayoría son dependientes de grado 2 y
3 y transforman a nuestras residencias en auténticos hospitales geriátricos.
Proponemos tablas según la dependencia que recojan y especifiquen los mínimos
de ratios generales de personas / residentes para los siguientes casos: atención diurna, atención nocturna y
atención de festivos.
Atendiendo a una atención de calidad y que es
propia de los países más avanzados de Europa, proponemos las siguientes ratios mínimas
(personal / residente) para la atención diurna de personas de dependencia
severa y gran dependencia de lunes a viernes:
- 0,400 (4 cuidadores por cada 10 personas usuarias)
para el apoyo a las actividades de la vida diaria;
- 0,006 (aproximadamente 1 cuidador para cada 166 personas
residentes) para el trabajo social;
- 0,04 (1 por cada 25) para la atención de
enfermería;
- 0,011 ( aproximadamente 1 por cada 90) para la ocupacional;
- 0,006 (aproximadamente 1 por cada 166) para la
psicológica, pedagógica o psicopedagógica;
- 0,009 (aproximadamente 1 por cada 111) para la
médica
- 0,009 (1 por cada 111) para la
fisioterapeútica.
Asimismo, exigimos que se mantengan
permanentemente, atención nocturna y
festivos incluidos, las ratios
mínimas del 0,400 en el apoyo de las actividades de la vida diaria y 0,04 en
enfermería. Además de lo anterior, consideramos necesaria la presencia de
la gobernanta nocturna también, en
grandes y pequeñas residencias, por su capacidad resolutiva ante incidencias y
urgencias, tan frecuentes en la atención a los mayores.
En el caso de la atención nocturna y en
festivos necesitamos un decreto que regule la actual situación, alarmante y muy
deficiente. Antes he hablado de situaciones de “maltrato institucional” y éste
es un ejemplo muy claro.
Actualmente en los centros residenciales que hemos estudiado en Bizkaia la baja
cobertura nocturna está dando lugar a situaciones de vulnerabilidad y riesgo.
Nuestra asociación Babestu ha realizado un
pequeño muestreo en casi una veintena de residencias de Bizkaia de las ratios,
en base a las funciones y los turnos (nocturno, diurno y festivos -fin de
semana-) y los resultados, especialmente en el turno nocturno, son
escandalosos: por la noche en la gran mayoría de la residencias no hay
servicio de enfermería y el cuidado se basa exclusivamente en una media de 1
gerocultora por cada 42 residentes , es decir, durante el horario nocturno al menos 10 horas, un 42% de la jornada
total, (sin entrar a valorar festivos) con un nivel muy bajo de cobertura.
Hoy el turno nocturno no está proporcionando una atención digna a personas que,
repito una vez más, son de una gran vulnerabilidad. Asimismo, no se puede dejar
la responsabilidad de la atención sanitaria de personas de un alto grado de
dependencia exclusivamente a gerocultoras o auxiliares de enfermería. Los
testimonios de profesionales acreditan hechos que si salen a la luz pública
pueden ser sonrojantes para quienes han de velar por los mayores. Recordemos
que la atención social es un derecho subjetivo.
Les planteo una segunda pregunta a los
asistentes: ¿creen que su familiar dependiente está realmente bien cuidado en
turno nocturno donde hay 1 gerocultora por cada 42 residentes? ¿y es éste el
futuro que nos aguarda y el de las siguientes generaciones?
En el mismo sentido, creemos que la
Diputación Foral de Bizkaia debería de poner inmediatamente condiciones a la
concertación, incluyendo unos mínimos en atención nocturna y festivos. Para
ello sería conveniente valorar las necesidades expresadas por los
profesionales. Queremos manifestar que desde BABESTU lo vamos a hacer.
Asimismo, nuestra alternativa de al menos 1 gerocultor/a por cada 25 residentes
y 1 enfermera/o por cada 100 va a ser una de nuestras mayores reivindicaciones.
Para acabar con el sistema de ratios que rige
el modelo de atención de las personas usuarias, dos valoraciones muy
superficiales dado lo ajustado que es nuestro tiempo de intervención. Por un
lado, por las informaciones que nos han llegado del borrador del nuevo decreto,
nos parece que no se puede equiparar la atención en las residencias de forma
que sea el mismo cuidado de una persona con grado 0 (sin dependencia) que la de
aquella con grado 1 (dependencia), como tampoco la de grado 2 y 3. Sería una simplificación que no obedece
a condiciones sanitarias ni de asistencia social. Por otro lado, el sistema
está tan deshumanizado que las personas residentes tienen en muchas ocasiones
unos horarios intempestivos, por ejemplo, levantando y limpiando a nuestros
mayores a las 6 de la mañana. No, no es una praxis tan extraña y es habitual en
algunas residencias.
En tercer lugar, necesitamos un modelo de calidad muy mejorable. Hasta ahora la calidad
exigida es de tipo estructural. Sin embargo, un sistema de calidad y de mejora
continua debería de establecer una cartera de criterios no solo de estructura,
sino de proceso y resultado, que se puedan medir periódicamente y que sirvan de
base para la mejora continua de la calidad. Cuando hablamos de calidad y de un
modelo de gestión de la calidad no podemos obviar dos conceptos básicos:
1.
El criterio de calidad, que define aquello que se ha de ofertar al
usuario, con las aclaraciones y excepciones que requiera su perfecta
definición. El criterio deberá llevar aparejado un estándar, es decir el nivel
mínimo aceptable.
2.
Medición periódica y plan de mejora; es decir el modelo de mejora continua de la
calidad.
No nos podemos conformar en la futura normativa del
sector con criterios de estructura que se dejan en el aire, aunque se mencionen
requisitos funcionales.
Recordamos que los
criterios de calidad pueden ser de tres tipos:
●
De estructura. Ampliamente recogidos a lo largo de la
normativa. Pero recordemos que la estructura no garantiza la calidad.
●
De proceso; es decir, cómo se han de hacer las cosas.
●
De resultado; aquellos que nos indican la consecuencia de
lo que hacemos.
Proponemos varios criterios de resultado:
1.
Índice de desnutrición. Aplicando el INDICE CONUT; de fácil
obtención con sólo tres parámetros analíticos; albúmina, colesterol y número de
linfocitos. Proponemos como estándar no más de un 20% de desnutrición moderada
o severa en residentes no terminales (a concretar)
2.
Prevalencia de úlceras de presión en fase
activa, decúbito en residentes con dependencia grado 2 y 3. Recordamos que las úlceras
de decúbito se pueden prevenir en un 95% de los casos. Puede ser un excelente
indicador de calidad de atención. Proponemos un estándar de un 10% (ideal por
debajo del 5%)
3.
Porcentaje de residentes que reciben al menos
dos duchas semanales. Debe ser mayor del 95%. Actualmente se deja abierta las condiciones de
higiene (“en función de sus necesidades”) lo cual es una amenaza. Hay que
plantear unos mínimos exigibles. Por ejemplo, un mínimo de 2 duchas por semana.
Asimismo,
proponemos a las distintas administraciones para trabajar en la definición de
un plan de gestión de calidad y de indicadores de resultados; insistimos, una
cartera de criterios de calidad de proceso y resultado que garanticen una atención
de calidad para los usuarios de centros residenciales.
En cuatro lugar, El plan de atención individualizada, el P.A.I, debería ser un requerimiento de
obligado cumplimiento, al menos con un mínimo de periodicidad, y entregado a
las familias o personas de referencia de los usuarios. Hasta ahora nunca se ha
recogido esta opción. Proponemos la entrega de un informe anual con un análisis
de indicadores y resultados, así como una especificación de las actividades
especiales. Consideramos que el P.A.I. puede ser un elemento regulador de
primer orden si se sensibiliza al familiar al respecto. Debe recoger también
apartados de higiene como periodicidad mínima de duchas y limpieza de audífonos
y dentaduras postizas. Debiera recoger si se precisan cambios de humedad
nocturnos y su número. Es esencial desde la Diputación Foral de Bizkaia
potenciar ambos aspectos y que muestre una disposición activa para actuar en
los incumplimientos del PAI ante infracciones graves.
En quinto lugar, nos preocupa que la cualificación
del personal exigida sea insuficiente, ya que puede generar discriminación y
desatención institucional ante el derecho de nuestros mayores. Entendemos que
determinadas certificaciones profesionales del personal pueden resultar
insuficientes. Asimismo, si no se exige conocimiento de euskera alguno como
cualificación para las personas profesionales que trabajan en contacto directo
con los residentes y las familias se puede producir un maltrato institucional a
las personas usuarias y familiares vascoparlantes, a su derecho lingüístico y
una atención digna y de calidad..
En sexto lugar, nuestra asociación quiere mostrar su máxima preocupación por las
obligaciones respecto al personal. Si no exige un empleo estable y de calidad
se puede generar una situación de desatención a nuestros mayores que necesitan
personas cuidadoras referentes de una forma permanente. En este último término,
exigimos que las bajas y permisos de los cuidadores se cubran inmediatamente,
desde el primer día.
Asimismo, nos preocupa que las personas
trabajadoras tengan que firmar cláusulas de confidencialidad si con ello se
trata de encubrir actos de mala praxis y muchos tipos de deficiencias. Debiera
ceñirse exclusivamente a lo relacionado con la confidencialidad de los datos de
los residentes. En este sentido, pedimos a la Diputación Foral de Bizkaia una
valoración de la opinión de las trabajadoras de las residencias concertadas. No
olvidemos que la Diputación puede poner condiciones a la concertación.
En séptimo lugar, pensamos que los protocolos de las residencias deberían de ser
públicos y mejorables. La administración, en este caso foral, debería
regularlos y asegurarse de que estén en disposición de los usuarios.
Por último, necesitamos un decreto que ponga en valor un modelo de atención para
personas mayores que tenga a la participación ciudadana como un componente
básico, al mismo nivel que la atención integral y centrada en la persona, la
garantía de derechos y el modelo de gestión de la calidad. Necesitamos que se
haga una referencia mínima a los instrumentos de cooperación, que especifique
los distintos foros de participación para la ciudadanía y los distintos agentes
que participan en los centros residenciales: familias, trabajadores y/o
sindicatos, organizaciones empresariales y privadas sin ánimo de lucro, equipos
directivos, administración, etc. Las familias de los usuarios, así como otros
agentes que toman parte en la vida de los centros residenciales (trabajadores,
dirección, etc.) deberían de tener el derecho a participar en el modelo de
atención en los centros residenciales, tanto en la formulación de planes y
objetivos generales como el seguimiento y evaluación final de los resultados de
ejecución.
Nosotros, Babestu, estamos deseando cooperar
y participar en cualquier foro donde los intereses de nuestros mayores estén en
juego.
BABESTU
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